Podemos buscar afanosamente la riqueza, el poder, el éxito o la felicidad, pero lo que importa es la autenticidad de nuestras acciones medidas según nuestras creencias más profundas. Como el amor es nuestra naturaleza verdadera, cuando abrimos nuestros corazones descubriremos que es un sentimiento natural hacer del amor nuestro pensamiento central y guiador cada día.
Lo que quiera que hagamos, lo haremos de maneras que expresen mejor nuestra naturaleza verdadera: el amor.
Confía en el poder de Dios para que haga desaparecer las barreras
El mundo nos habla de barreras fuertes… de barreras insalvables… y acerca de divisiones irreparables. El mundo dice que el odio tiene raíces profundas y es permanente.
El amor nos dice otra cosa.
El amor dice que las barreras son ilusiones y nos insta a visualizar una realidad nueva donde no hay barreras, divisiones ni odio. Esta realidad nueva no es algo que debemos crear; es la naturaleza verdadera de la vida que el amor nos ayuda a descubrir.
Cuando abrimos nuestro corazón y permitimos que el amor ocupe el puesto que le corresponde en nuestras vidas y en el mundo, no hay barreras.
“Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser.” —1 Corintios 13:7-8
Abre tu corazón
Haz esta meditación cada vez que el amor incite tu corazón y especialmente cuando sientas que el amor está bloqueado o amenazado.
Toma un momento, descansa tu cuerpo y aquieta tu mente. Al ponerte cómodo, imagina el amor de tu corazón expandiéndose para envolver a tu familia y amigos, a tu hogar, tu trabajo. Visualiza el amor puro y resplandeciente de Dios fluyendo desde tu corazón a tu mundo.
Afirma: Estoy receptivo a la belleza de Dios en todas las cosas y en todas las personas.
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