A muchos ancianos les cuesta caminar.
Su entendimiento se ha vuelto parcial y retorcido, y con frecuencia sienten que no tienen adonde ir.
Los niños pequeños se mueven con pies alegres, danzarines.
Los ancianos suelen arrastrarlos como si se negaran a moverse.
Las rodillas, como el cuello, se relacionan con la flexibilidad, sólo que ellas hablan de inclinarse y de ser orgulloso, del yo y de la obstinación.
Con frecuencia, cuando avanzamos, nos da miedo inclinarnos y nos ponemos tiesos.
Y eso vuelve rígidas las articulaciones. Queremos avanzar, pero no cambiar nuestra manera de ser.
Por eso las rodillas tardan tanto en curarse, porque está en juego nuestro yo.
El tobillo también es una articulación, pero si se daña puede curarse con bastante rapidez.
Las rodillas tardan porque en ellas están en juego nuestro orgullo y nuestra autojustificación.
La próxima vez que tenga algún problema con las rodillas, pregúntese de qué está justificándose, ante qué está negándose a inclinarse. Renuncie a su obstinación y aflójese. La vida es fluencia y movimiento, y para estar cómodos debemos ser flexibles y fluir con ella. Un sauce se dobla y se mece y ondula con el viento, y está siempre lleno de gracia y en armonía con la vida.
Por eso las rodillas tardan tanto en curarse, porque está en juego nuestro yo.
El tobillo también es una articulación, pero si se daña puede curarse con bastante rapidez.
Las rodillas tardan porque en ellas están en juego nuestro orgullo y nuestra autojustificación.
La próxima vez que tenga algún problema con las rodillas, pregúntese de qué está justificándose, ante qué está negándose a inclinarse. Renuncie a su obstinación y aflójese. La vida es fluencia y movimiento, y para estar cómodos debemos ser flexibles y fluir con ella. Un sauce se dobla y se mece y ondula con el viento, y está siempre lleno de gracia y en armonía con la vida.
En la vida, las piernas son lo que nos lleva hacia adelante. Los problemas en las piernas suelen indicar un miedo a avanzar o una renuncia a seguir andando en cierta dirección.
Corremos, nos arrastramos, andamos como pisando huevos, se nos aflojan las rodillas, somos patituertos o patizambos y nos quedamos patitiesos.
Y además, tenemos los muslos enormes, coléricamente engrosados por la celulitis, llenos de resentimientos infantiles.
Con frecuencia, no querer hacer algo produce algún problema menor en las piernas.
Las venas varicosas significan que nos mantenemos en un trabajo o en otro lugar que nos enferma. Las venas pierden su capacidad de transportar alegría.
Pregúntese si está marchando en la dirección en que quiere ir.
Corremos, nos arrastramos, andamos como pisando huevos, se nos aflojan las rodillas, somos patituertos o patizambos y nos quedamos patitiesos.
Y además, tenemos los muslos enormes, coléricamente engrosados por la celulitis, llenos de resentimientos infantiles.
Con frecuencia, no querer hacer algo produce algún problema menor en las piernas.
Las venas varicosas significan que nos mantenemos en un trabajo o en otro lugar que nos enferma. Las venas pierden su capacidad de transportar alegría.
Pregúntese si está marchando en la dirección en que quiere ir.
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