miércoles, 6 de febrero de 2013

DEDOS, MANOS, BRAZOS

Los dedos tienen cada uno su significado. Los problemas en los dedos nos dicen dónde hay necesidad de relajarse y desentenderse. Si se hace un corte en el índice, es probable que haya en usted algún temor relacionado con su yo en al­guna situación presente. El pulgar es el dedo mental y re­presenta las preocupaciones. El índice es el yo, y el miedo.
El dedo del medio tiene que ver con el sexo y con la cólera. Cuando esté enojado, cójase el dedo del medio y verá cómo se disuelve el enojo. Coja el de la mano derecha si el enojo es con un hombre, y el de la mano izquierda si es con una mujer. El anular representa, a la vez, las uniones y el sufri­miento, y el meñique tiene que ver con la familia, y la fal­sedad.

Las manos sujetan, sostienen, estrechan, aterran. Deja­mos que las cosas se nos escurran de entre los dedos, o nos aferramos a ellas durante demasiado tiempo. Somos mani­rrotos, actuamos con mano dura, tenemos las manos de mantequilla, nos manejamos bien o somos incapaces de ma­nejar nada.
Sujetamos algo por la manija, damos manotazos, casti­gamos a alguien por tener la mano larga o le echamos una mano, guardamos las cosas a mano, tenemos buena o mala mano, alguien es un manotas o nuestra mano derecha.
Las manos pueden ser suaves y flexibles o estar endurecidas y nudosas por exceso de cavilaciones o retorcidas por la artritis y el espíritu crítico.
Las manos crispadas son las ma­nos del miedo; miedo a perder, a no tener nunca lo suficien­te, a que lo que se tiene se vaya si no lo sujetamos firme­mente.

Aferrarse demasiado a una relación no sirve más que para hacer que la otra persona huya, desesperada. Las manos fuertemente crispadas no pueden recibir nada nuevo.
Sacu­dir las manos libremente, sueltas desde las muñecas, da una sensación de aflojamiento y de apertura. Lo que le pertenece no puede serle arrebatado, así que re­lájese.

Los brazos representan nuestra habilidad y nuestra aptitud para abrazar las experiencias y vivencias de la vida.
El brazo tiene que ver con las aptitudes, y el antebrazo con las habilidades.
En las articulaciones almacenamos las viejas emociones, y los codos representan nuestra flexibilidad para cambiar de dirección.
¿Es usted flexible para cambiar de di­rección en la vida, o las viejas emociones lo mantienen atas­cado en un mismo punto?

No hay comentarios:

Publicar un comentario